La “interminable” crisis Argentina, el sector inmobiliario, las oportunidades comerciales, la lógica del capitalismo regional y la demanda al Estado por mejores condiciones.
Me toca verla de afuera, por decisión propia; elegí migrar un tiempo indefinido, pero no en vano, sino estudiando como mejorarme; para poder divulgar lo que una sociedad desarrollada tiene, que los Argentinos no tengamos; porque al final de cuentas, las diferencias entre Argentina y cualquier país del mundo es su gente, no sus edificios, su infraestructura, sus finanzas; es la gente, ninguna otra.
No hace mucho tiempo, tuve una conversación con el eje en la arquitectura, la construcción y el desarrollo sobre ¿Qué es la sostenibilidad? Con el arquitecto Manuel Enríquez , porque más allá del marketing que la sostenibilidad tiene hoy con todo el movimiento del cambio climático y la evolución de la matriz energética, hay que ser sinceros y no mentirle a la gente. Sostenibilidad, primeramente, es “complicarse la vida”; cuando la comodidad acobije tus actividades, dudá, que seguramente por ahí no es la respuesta, el mundo se ha desarrollado en la otra dirección y ser sostenibles implica incomodarse un poco.
La sostenibilidad es una búsqueda cultural, es un cambio de la cultura de la vida, no más despilfarro, no mas excesos; lo que en algunos países, como Argentina, la ostentación y el exceso siguen de moda, y deben extinguirse; se está desarrollando esa conciencia, lentamente, pero también en el marco de esta crisis hay oportunistas, que no creen que este cambio cultural sea necesario, no creen que el mundo se vaya a destruir por completo en algún tiempo y se aprovechan de las personas ofreciéndoles una píldora de sostenibilidad. Así como en la arquitectura en muchos otros rubros.
En Argentina me duele ver emprendimientos que son denominados sostenibles, porque quién escribió el folleto comercial puso por delante o por detrás esa única palabra, pero terminan siendo como una Sandía (Watermelon); Verdes por fuera y rojos por dentro. Se hacen urbanizaciones que debilitan completamente a las ciudades a niveles que en Latinoamérica parecen normales, pero que no hay un solo aval científico sobre su aporte positivo en absolutamente nada; aumentan el costo de transporte, hacen ineficientes las infraestructuras, aumentan la migración pendular, afectan negativamente la salud de las personas, entre otros males; pero aun así, vemos como la mitosis de estas urbanizaciones coloniza las periferias de las ciudades haciendo del Sprawl urbano una religión que practican los desarrollistas (promotoras) en nombre del progreso económico y “un mejor lugar para vivir”.
Si miramos el aspecto de los edificios (arquitectura), en ciudades como la que me vio nacer y desarrollarme como profesional (Córdoba, Argentina); que se hacen llamar sostenibles, eficientes, y tantos otros calificativos que les quedan enormes, que no resisten un solo golpe de vista, no un análisis profesional, no resisten un golpe de vista. Emprendimientos faraónicos de mas de 300 departamentos con torres que tienen las 4 fachadas idénticas, sin protección solar, con paredes sin aislamiento térmico y al que por vergüenza les hacen una terraza jardín; claro que la normativa no exige, pero los movimientos sostenibles siempre estuvieron mas allá del filo de la normativa y fueron iniciativas privadas; claro que en Córdoba (Argentina) no vamos a encontrar ese nivel de altruismo empresarial en el sector, un sector el cual se nutre de las crisis para impulsarse y que dejan soslayar que la ineficiencia del Estado en sus distintas escalas no les permite crecer, y en nombre de San Cayetano (Patrono del Pan y el Trabajo) les piden mejores condiciones para no frenar la rueda que viene funcionándoles hace mas de 20 años; con contratiempos claro, pero como en cualquier economía. En el afán de proponer se quieren cargar los derechos laborales, las normativas de edificación y alguna que otra ley que les viene molestando hace tiempo, pero solo en la crisis parece ser la oportunidad de sacárselas del medio en el que ofrecen toda su buena voluntad y capacidad operativa para seguir moviendo la rueda.
La sostenibilidad es cultural, y no es algo que implique solo al medio ambiente, es algo que implica todas las actividades sociales, si la puja distributiva siempre tiene tendencia hacia un solo sector, créame, eso no es sostenible.